04 octubre 2009

Las uvas de la ira.

No sólo de novedades vive el hombre, así que hoy vengo con una película en blanco y negro, todo un clásico de John Ford, de 1940.

Henry Fonda da vida a Tom Joad, un joven que, tras varios años en la cárcel, vuelve a su casa en busca de su familia. Al llegar se encuentra una casa vacía y la noticia de que su familia emigra a California para intentar sobrevivir a la Gran Depresión.

La película transcurre en una de las épocas más duras de Estados Unidos, cuando una prolongada sequía hace que las tierras dejen de ser productivas, los grandes propietarios mecanizan los cultivos y quitan las tierras a las familias que, durante décadas, las han cultivado. Las familias, sin casa, sin tierra y sin trabajo, se ven obligadas a emigrar a otras zonas del país en busca de trabajo, casa y, sobre todo, comida.

La película cuenta el éxodo de la familia Joad, las situaciones por las que pasan, los problemas que les acechan a la vuelta de cualquier esquina, la explotación laboral, cómo los grandes terratenientes intentan desmontar los campamentos gubernamentales para conseguir trabajadores más baratos, incluso alguna huelga.

No esperaba algo así del título, no sé por qué, imaginaba que trataría otra temática, pero tras dos sesiones de megavideo he quedado gratamente sorprendida. Es una película emotiva, muy dura, bastante fácil de ver y altamente recomendable. Un repaso a un momento histórico que parece querer borrarse de la mente colectiva, por lo penoso y lo ruin de la situación. Nos muestra una cara a la que, normalmente, ni siquiera concedemos existencia a nuestro alrededor: lo que una persona es capaz de hacer empujada por las circunstancias, por la humillación de los suyos, por la injusticia.

Este film trata sobre el éxodo de los campesinos del medio oeste hacia la promesa de riqueza y trabajo en California, pero también trata de los valores familiares, de la esperanza, de la cobardía, de la venganza, de la caída en desgracia de una persona, de cómo las circunstancias pueden obligarte a cometer actos tan viles como el asesinato a pesar de que seas una buena persona, una persona útil para la sociedad, con arraigados valores familiares y lealtad para con los suyos, sobre cómo una persona es capaz de comenzar a pensar por sí misma a pesar del borreguismo imperante. Trata la gran depresión como algo cercano, humano y humanizador. Extrae una ración de optimismo de toda la desgracia imperante en la época.

Si aún no la habéis visto, de verdad, no sé a qué estáis esperando. Pondría trailer... pero no he conseguido encontrar uno :)

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