29 diciembre 2009

In the loop.

Definitivamente creo que soy muy estúpida para el humor inglés.

Esta película está rodada como si fuera un documental. Un ministro británico, creo recordar que el de asuntos exteriores, hace unas declaraciones bastante ridículas sobre la inminencia y probabilidad de una guerra tras los atentados del 11S. Todo su gabinete intenta que deje de cagarla, y de todas las formas que se les ocurren, desde su jefa de prensa hasta su asistente personal. Pero él está empeñado en seguir cagándola.

A lo largo de la película vemos cómo es utilizado por los políticos tanto británicos como estadounidenses para lograr lo que pretenden, unos que la guerra se lleve a cabo, otros que la guerra no comience y otros... otros simplemente quieren ser los héroes pase lo que pase.

Los personajes son graciosos y demuestran que la incompetencia tiende a alcanzar los puestos más altos de responsabilidad y poder... públicos, siempre públicos, siempre política o gabinete de los políticos, las empresas privadas son algo más listas.

La película no me hizo especial gracia, me pareció absolutamente prescindible y salí bastante decepcionada del cine. Si os gusta el humor inglés podéis arriesgaros, pero personalmente creo que la visión online es mucho más recomendable para éste título. Os dejo con el trailer.


07 diciembre 2009

Burlando a la Parca

Esta novela de Josh Bazell nos cuenta la vida de un médico residente de un hospital neoyorkino. Si miramos en la contraportada podemos encontrarnos con esto

Peter Brown es un médico interno residente en el peor hospital de Manhattan. Y también un experto en artes marciales, y un tío deslenguado y cínico, con verdadero talento para la medicina. Sin embargo, Peter no es todo lo que parece. Su verdadero nombre es Pietro Brnwa, está en el programa de protección de testigos del FBI y sigue teniendo un colorido pasado, porque Pietro fue un asesino a sueldo de la mafia hasta el día en que reconoció que matar a otro también mata algo en uno mismo. Y el pasado se repite cuando el doctor Brown debe atender a Eddy Squillante, un paciente con un cáncer de estómago y tres meses de vida. Eddy piensa burlar a la muerte, y además él también se ha cambiado el nombre; antes era Nicholas LoBrutto, un mafioso que reconoce a Peter, y le ofrece un trato: si lo mantiene vivo, Eddy no lo delata a sus antiguos jefes de la mafia, de lo contrario, sus socios cogen el teléfono y empiezan a hablar... «Es la pesadilla de un hipocondríaco y el sueño de todo lector» (Ron Charles, The Washington Post); «La combinación de “House” y “Los Soprano” me mantuvo pegada a las páginas... Una novela policíaca que hace estallar los límites del género, muy original, muy divertida, y muy negra» (Jessica Mann, Literary Review).


La novela tiene tintes negros como el carbón mezclados con un sentido del humor chispeante y muy muy negro. Al comenzar a leer en la primera página vemos cómo nuestro antiheroe es atracado por un drogadicto... bueno, el drogadicto intenta atracarlo. De ahí parte toda nuestra historia, que transcurre en dos líneas argumentales profundamente entrelazadas.

Por un lado tenemos al Doctor Peter Brawn, médico residente del peor hospital de Manhattan, que se esfuerza en salvar vidas para compensar algo que nos va desvelando según avanza la trama. Por otro lado tenemos a Pietro Brnwa, joven judío que se ve lanzado a una familia de la mafia por la sed de venganza y el amor y respeto a los suyos.

El Doctor nos va contando, al mismo ritmo, la historia de su vida y su vida actual. Las dos avanzan de forma regular y bastante simétrica. En la actualidad pasan poco más de unas horas, en cambio en el relato de su vida pasan varios años, con todas sus experiencias y los cómo y por qué hizo determinadas cosas en el momento que las hizo.

Una novela trepidante, que engancha de una manera que es difícil soltarla antes de haber acabado.

06 diciembre 2009

Jamming en la Sala TIS

El viernes, después de un montón de tiempo sin ir, volví a un espectáculo genial que hay en la Sala TIS de Madrid. Me reí muchísimo, como siempre.

La entrada ronda los 14 euros, pueden conseguirse en atrapalo.com y en entradas.com por adelantado y a veces con algo de descuento, y el espectaculo dura aproximadamente hora y tres cuartos o dos horas.

Al llegar a la sala, un poco antes de que comience la función, tienes que coger dos tarjetas y rellenarlas con frases que se te ocurran. Cuanto más graciosas y originales mejor. Esas tarjetas servirán para desarrollar el espectáculo después.

Cuando te sientas en las butacas (que nunca son numeradas así que no esperéis a última hora, sed muy puntuales) te explican lo que es el jamming. Un escenario con dos papeleras del revés, un panel de cartón y cuatro sillas, además de un juego de luces y efectos musicales. Cuatro actores vestidos de negro de la cabeza a los pies. Varias tarjetas de estilos. Y la colaboración del público.

Los actores van pidiendo tarjetas para poner título a los sketches que van a ir representando. El teatro es absolutamente improvisado y se basa íntegramente en las frases que el público ha escrito en sus tarjetas. Es muy muy divertido y completamente diferente. Yo he ido ya cuatro o seis veces, y estoy segura de que volveré a repetir, porque no es excesivamente caro y es genial.

Podéis encontrar más información en su página web.

Os dejo un vídeo de una actuación en La Mandrágora, por si tenéis curiosidad y queréis verlo antes de decidir, pero el encanto del jamming es que la primera vez te sorprendas... allá vosotros.